Buscar este blog

martes, 1 de marzo de 2011

FIN DE CURSOS 24 DE FEBRERO 2011

John Eliot dijo: “No harás cosas increíbles sin un sueño increíble”

Queridos compañeros, familia, amigos y maestros…
Es un honor para mi, haber sido designado para hablar en representación de los 160 residentes y egresados de los cursos de posgrado que hoy se gradúan.

Se acabaron al fin los días de ser residentes, los días de la ropa blanca, de las guardias AB o ABC, de la colación, del influenzario, los pases de visita y los eternos pasillos.
Se acabaron también las entregas temibles, las mil y un solicitudes de laboratorio y las máquinas de escribir.
Nunca más una muestra olvidada en el fondo de una bata, nunca más un consentimiento informado en triplicado.
Adiós al 100x100/30/20, niño a choque o paquete infecto.
No volveremos a escuchar la sirena de aquella ambulancia que llega a las 5 de la mañana, no mas interconsultas…

Dejamos hoy de ser parte de la vorágine incesante e impetuosa que representa el Instituto Nacional de Pediatría.

No puedo dejar de agradecer a todos los que han contribuido y han estado a nuestro lado apoyándonos en esta etapa de aprendizaje y formación.
Antes que nada a nuestras familias por su apoyo incondicional y constante en todos los ámbitos y su absoluta confianza en nosotros.
Gracias mamá, gracias papá…
A nuestros amigos dentro y fuera del hospital, por mantenerse a nuestro lado aunque nunca teníamos tiempo para ellos.
A nuestros profesores y médicos adscritos.
A todo el personal administrativo, a las enfermeras que guardia tras guardia nos acompañaron como nuestro verdadero brazo derecho.
A la dirección de enseñanza.
A nuestros tutores de aquellas tesis que algún día tendremos que acabar…
Y por último gracias a toda la industria de la comida chatarra nocturna, que nos permitió sobrevivir durante las guardias…

¿Pero COMO resumir en algunas líneas lo que significaron para mí y para todos estos tres años, o cinco o 7 o hasta 9 años entregados al Instituto Nacional de Pediatría?
¿COMO tratar de decir en unas pocas líneas, algo que tenga significado para personas de 37 diferentes ramas de la medicina pediátrica?
¿COM pararse frente a ustedes y tratar de representar 160 historias y experiencias diferentes?
Por eso decidí que estas no serían unas palabras acerca de este pasado…
Porque este pasado, para los pediatrías duró 3 años o 26 mil 280 horas en total, durante las cuales estuvimos 322 veces de guardia (es decir 7 mil 728 HORAS) o lo que es lo mismo 10 MESES y 22 DÍAS de guardia.
COMO resumir todo lo que vivimos a lo largo de los 588 días completos que pasamos en el hospital, es decir 14 mil 112 horas o 1 año 7 meses y 12 días.
COMO contarles que cada uno de nosotros pasó 33 días completos tomando 6580 muestras… COMO explicar que cada uno extrajo hasta 19 litros de sangre infantil…
¿COMO hablar entonces de todo este tiempo, del 53.7% de todas las horas de todos los días desde el 5 de febrero 2008 hasta hoy 24 de febrero del 2011?
¡Y Ni siquiera COMO puedo imaginar cuantas horas serán en total para los egresados de cirugía pediátrica o de cirugía oncológica!

Creo que para resumir este tiempo habrá que citar descontextualizadamente a Mahatma Gandhi que decía:
“First they ignore you. Then they laugh at you. Then they fight you. Then you win.” Lo cual se puede traducir en el dialecto INP:
Primero eres R0, luego apenas R1, después eres R2, y al final eres R3…
Y a pesar del número de horas, minutos, días, semanas, rotaciones, me quedo con la sensación que todo transcurrió tan rápido, que me faltó tiempo para aprenderlo todo, que apenas fue ayer cuando estaba yo del otro lado, lleno de emoción por la idea de empezar mi residencia, por sentir la adrenalina de las urgencias, ahí estaba yo, lleno de esperanzas y sueños…
Y en este camino en varias ocasiones perdí la fe y olvide mis sueños…
Nuestros proyectos iniciales se desvanecen, y son lentamente reemplazados por nuestro instinto de supervivencia que nos ayuda a seguir funcionando. Y como decía Einstein, cada día sabíamos más pero entendíamos menos.
Pero gracias al apoyo de todos, logré reencontrar lo que estaba buscando, y soñar de nuevo…
Y ahora nuevamente estoy lleno de nuevas sensaciones: miedo y angustia por el frío de la calle, tristeza y melancolía por los amigos y pacientes que dejamos, emoción y alegría por los nuevos retos para cada uno de nosotros.

Estoy convencido de que lo único que nos ha mantenido en curso ha sido amar lo que hacemos. Disfrutar genuinamente del tiempo que pasamos con nuestros pequeños pacientes. Hemos encontrado al fin lo que realmente nos apasiona.
Y siguiendo la tradición de excelencia que caracteriza al INP, la única manera de sentirnos realmente satisfechos será realizando lo que consideremos un gran trabajo. Y el único modo de realizar un gran trabajo es amando lo que uno hace. Si no lo han encontrado aún, sigan buscando. No se conformen, sabrán cuando lo hayan encontrado. Y, así como sucede en cualquier gran relación, mejora más y más a medida que transcurren los años.
Y no tengan miedo de fallar, es imposible vivir sin fallar en ocasiones, a menos que vivan tan cautelosamente que no estén viviendo en realidad.
El hecho de que ustedes se están graduando del Instituto Nacional de Pediatría sugiere que no están muy acostumbrados al fracaso. Tal vez le teman al fracaso más que a nada por tratarse de algo completamente desconocido. De hecho, su concepto de fracaso puede no estar muy lejos de la idea del éxito de una persona promedio. Así de alto ya han volado académicamente.
Pero recuerden que es imposible ser excelente en el trabajo si tu trabajo es todo lo que eres. Así que busquen ser mucho más que su trabajo, y traten de ser tan buenos en todo lo demás como demostraron ser buenos médicos.
Para terminar les quiero compartir una reflexión acerca de los cimientos de nuestra actividad médica.
A diferencia de cualquier otra criatura de éste planeta, los humanos podemos aprender y comprender, sin tener que experimentar. Podemos pensar por nosotros mismos dentro de las cabezas de otras personas, e imaginarnos a nosotros mismos en los lugares de otros.
Por supuesto, este es un poder moralmente neutral. Uno puede usar esa habilidad para manipular, o controlar, tanto como para comprender o simpatizar.
Esta capacidad de empatía, es la base de nuestra función social. No estamos únicamente para tratar de curar a la gente, estamos aquí para escucharlos y comprenderlos, compartir e intercambiar. No tengamos miedo del dolor que podamos sentir por acercarnos demasiado.
Como diría un gran maestro, “si luchamos contra las enfermedades a veces ganaremos y a veces perderemos, pero si nos enfrentamos a personas, siempre ganaremos…”

No dejen que sus recuerdos sean mayores que sus sueños.

Y siempre recordemos lo que dijo John Lennon:
“La vida es lo que sucede mientras uno está haciendo otros planes."

¡Lo logramos! ¡Felicidades a todos!